Esta es una de las preguntas que escucho constantemente en la consulta y que abordamos en los talleres, porque suele ser una de las preocupaciones de quienes se están planteando concebir con donante, o que ya están criando a un hijo/a donoconcebido.
¿Cómo le cuento a mi hijo/a? ¿Qué le digo? ¿Cuándo lo hago? ¿Es necesario contarle también a mi familia extendida? ¿Cómo se lo tomará? Entre tantas otras interrogantes al respecto.
Y es que es un tema complejo, no te voy a mentir. Por mucha preparación que tengamos - que por cierto la puedes lograr – la vida siempre te presentará situaciones que te harán cuestionarte cómo actuar o qué decir.
Hace poco una mamá singular por embriodonación que ha participado en distintos talleres conmigo, incluido el que nos prepara para contar la historia de origen, me relataba cómo su hijo de tan solo 2 años la había puesto en jaque cuando llevaba un par de días nombrando a los miembros de la familia e incluyendo al papá. Ella le había dicho varias veces que en esta familia no hay papá, sin embargo, él se mostraba imperante en seguir incluyéndolo.
¿Qué nos muestra esto? ¿Cómo ayudar a un niño a entender e integrar su historia?
Contarles a nuestros hijos su historia y origen es un tema sensible, porque queremos hacerlo bien, queremos que se lo tomen bien, y en otras palabras, no queremos que lo pasen mal por esto.
En este artículo encontrarás lo siguiente:
¿Por qué es importante contar a los niños su historia de origen?
Para todos, conocer nuestra historia es parte esencial del proceso de construir nuestra identidad, y tener claro quienes somos. También lo es para los niños concebidos con donante.
Toda la investigación en esta área demuestra que cuando les contamos esta historia de forma honesta y temprana, los niños son capaces de integrarla desde un espacio comprensivo que refuerza no sólo los vínculos con su mamá y papá, sino también, fomenta su propia autoestima y seguridad emocional.
Además, compartir esta historia desde una edad temprana no solo ayuda a construir una narrativa clara para el niño, sino que también crea un espacio de confianza dentro de la familia.
Saber que sus padres eligieron la transparencia y el amor al hablar sobre su concepción fortalece la conexión emocional entre ellos, ya que los niños perciben que su historia es aceptada y valorada tal como es.
Este ambiente abierto les permite hacer preguntas, expresar dudas y crecer en un entorno donde la verdad no es un tema tabú, sino un puente hacia relaciones más auténticas.
Es importante destacar que esta comunicación temprana también prepara a los niños para enfrentar posibles preguntas o comentarios externos sobre su origen.
Al sentirse respaldados por un relato coherente y amoroso, desarrollan herramientas para afrontar estas situaciones con confianza y seguridad.
Este proceso les brinda una base sólida desde la cual construir una identidad auténtica, capaz de integrar todas las piezas de su historia con orgullo y sin temor al juicio externo.
¿Cuándo es el mejor momento para hablar sobre la donación o a qué edad es mejor decirle?
Aunque no existe una edad específica, se recomienda que la revelación sea temprana, es decir, se inicie en los primeros años de vida, idealmente antes de los 8 años. Esto permite que el niño asimile la información de manera natural, sin traumas ni confusiones.
En contraste, enterarse de forma abrupta y sin preparación podría generarle un impacto emocional significativo.
Es importante tener en cuenta que en muchas familias suele haber algún secreto, que se guarda por vergüenza o con la intención de “proteger” a los demás. Sin embargo, cuando estos secretos finalmente salen a la luz, suelen traer consigo recuerdos dolorosos.
Los miembros de la familia pueden revivir con detalle el momento en que se reveló el secreto, junto con el malestar y las emociones negativas asociadas a haber vivido tanto tiempo con algo oculto, sea la donoconcepción u otro tema.
Estoy segura de que no querrías que este fuera tu caso.
No recuerdo cuándo exactamente se lo conté a mi hija, y estoy segura de que ella tampoco lo recordará, porque en realidad es algo que hemos hablado muchas veces y lo seguiremos haciendo. En torno a los dos años es algo que empezamos a conversar. Cuando también empezaron a aparecer preguntas cuya respuesta permitía y merecía pasar por este tema.
¿Qué pasa si decido no contarle o hacerlo cuando sea adulto?
No contarlo implica guardar un secreto familiar, lo cual siempre es costoso.
Además, te aseguro que habrán muchas situaciones en las que esta conversación aparecerá inevitablemente, como por ejemplo, cuando recibas comentarios de los parecidos físicos, o cuando vas al médico con tu hijo y te preguntan por antecedentes familiares.
En todos estos casos, responder ocultando algo, se vuelve no sólo difícil, sino que suele acarrear tensión que los niños tienden a percibir.
Adicionalmente, hoy los tests genéticos son algo que está a la mano de todos, y tu hijo podría descubrirlo por sí mismo más adelante. Créeme, no quieres que eso pase.
Por mucho miedo que tengas a contarle, lo que es seguro es que no quieres que se entere por alguien o algo más, y que a raíz de eso le cause dolor ni menos la sensación de haber sido traicionado.
Conozco de cerca a una mujer adulta donoconcebida que se enteró a sus treinta y tantos, y el dolor que eso significó: ¿cómo habría cambiado mi vida de saberlo antes? ¿cómo habría influido en la relación con mi padre? ¿cómo habría podido entender e integrar tantas cosas de mi identidad, que siempre sentí distintas, como que yo “no era de aquí” si lo hubiera sabido? ¿cómo hago ahora de adulta para encajar esta pieza del puzle que jamás imaginé?
Preparación de los padres para la conversación sobre la donación: ¿cómo me puedo preparar?
Prepararte para el proceso de contarle a tu hijo acerca de su origen es esencial.
El taller “Contar y hablar sobre la donoconcepción con nuestros hijos” es uno de los talleres que amo hacer, porque creo firmemente, que cuando el proceso de concebir un hijo a través de ovodonación, espermadonación o embriodonación está debidamente integrado en la mamá y papá, el proceso de contar y abordarlo con tu hijo o hija se verá mucho más facilitado.
Para prepararte, hay 3 cosas esenciales a tener en cuenta que te puedo adelantar.
1. Reflexiona sobre tus propias emociones al respecto y trabaja sobre ellas
Sentirnos seguras, empoderadas, confiadas e incluso orgullosas por haber concebido a nuestro hijo a través de donante, es algo que se transmitirá y será percibido por ellos, queramos o no.
Lo mismo si en realidad la sensación es de ambivalencia, dolor, un duelo genético no tan resuelto y la sensación de que preferiríamos que hubiera sido de otra forma.
He visto esto en los acompañamientos a familias muchas veces. Y no tiene que ver con la edad que tenga nuestro hijo. Puede ser relativamente “grande” y aún sentir dolor por haberlo concebido de esta manera. Por no poder contarle más acerca del donante, por no tener suficiente información del origen, por lo que pueda sentir porque no seas su mamá o papá biológico, entre otras cosas.
Y los niños no sólo captan la información transmitida verbalmente, como todos, también captarán aquella no verbal que contendrá el tono emocional, nuestra mirada, y al final del día, nuestro sentir.
Por eso es importante que trabajes profundamente sobre tus emociones en relación a esta historia, y los dolores que convivieron con llegar hasta esta maternidad.
2. Toma conciencia de lo que te preocupa, atemoriza o genera ansiedad
Es tremendamente importante que podamos abordar sobre todo lo que conlleva el proceso de donoconcebir, y abordar nuestras preocupaciones, temores, lo que nos genera ansiedad, para ser capaces de integrar esta maternidad desde un espacio seguro y feliz.
Cada vez que en la consulta o en los talleres abordo este tema aparecen distintas preocupaciones.
¿Cómo se sentirá mi hijo cuando sepa y entienda esta historia? ¿Me recriminará en la adolescencia? ¿Me rechazará por no ser su mamá biológica? ¿Cómo lo recibirá mi familia? ¿Qué comentarios podrá recibir de otros niños cuando sea él o ella quien cuente sobre esto? ¿Cómo puedo prepararlo para eso?
3. Busca apoyo en una comunidad o tribu que atraviese lo mismo que tú
Lo que suelen decirme cuando termina un taller es “gracias por el espacio, ahora siento que no estoy sola”. Y es que sentir la soledad de no conocer otras familias que hayan atravesado estos procesos suele ser muy duro.
Yo misma lo viví, y eso es lo que me motivó a crear esta comunidad. Porque sé cuánto se aliviana el camino cuando te abres a hablar sobre estos temas y descubres que no eres la única que se hace estas preguntas.
Antes de comenzar a hablar sobre esta historia necesitas prepararte. Necesitas tener claro los mensajes que quieres transmitir y estar abierta a ir respondiendo las distintas preguntas, incluso aquellas que te incomodarán.
¿Cómo le cuento?
Hay muchas maneras de hacerlo. Lo importante es que se adecúe a la realidad única de cada familia, y a su propia historia. También es importante que se adapte a la edad de tu hijo y la información que en ese momento puede manejar.
Ten en cuenta que, además, no es “un” momento en que lo cuentas, sino una conversación que abres.
Una idea central que puedes incluir es que hay distintas formas en que las familias se originan, y la tuya lo hizo gracias a un/a donante que entregó una célula para que tú pudieras nacer.
Adecuar tu lenguaje a la edad de tu hijo/a y usar ejemplos simples siempre les ayudará a entender su historia.
También puedes ayudarte con muchos libros y materiales educativos diseñados específicamente para explicar estos temas, como también de libros infantiles que tratan de modo más abstracto y simbólico temas como qué nos hace familias, qué nos hace mamás, diversidad, entre otros.
Conocer distintos recursos y asesorarte sin duda puede ayudarte a generar una mayor sensación de confianza al contar, que se transmitirá a tu hijo.
Para cerrar: Confía en que al final del día, la verdad siempre dará paz al alma
Cuando me toca abordar a familias que tienen hijos donoconcebidos que aún no les han contado, y eso les acongoja, lo que siempre encontramos al ahondar en el tema es temor.
Miedo a lo que podría pasar si le cuento.
Y es esperable. Es un territorio nuevo, desconocido, para el que no estamos preparados.
Cuando te informas sobre qué puede pasar si lo cuentas, y cómo podrías prepararte para distintas situaciones, preguntas o comentarios que tanto tu hijo como tu entorno cercano podrían hacerte, empiezas a descubrir que puedes.
Yo siempre les pregunto: ¿Qué tipo de relación te gustaría tener con tu hijo o hija? ¿Qué valores te gustaría enseñarle? ¿Quieres que llegada su adolescencia o adultez recurra a ti, en confianza, cuando tenga algún problema? ¿Cómo puedes lograr esto?
Fortalecer los vínculos con nuestros hijos es parte de lo que hacemos todos los días con ellos, pero también es parte de decisiones y formas que modelamos a partir, por ejemplo, de cómo enfrentamos temas complejos como este.
De ti depende establecer las bases para una relación basada en la confianza, la honestidad y el amor.
Independientemente del momento en que decidas tener esta conversación, recuerda abordar el tema de manera progresiva, adaptándote a la edad y comprensión del niño, fomentando un espacio de comunicación abierto y sincero.
Recuerda siempre que la verdad, sea cual sea, siempre da paz al alma. Si a ti te preguntan, ¿quieres saber algo complejo e incómodo que sé sobre ti? ¿Prefieres saber o no saber? Yo siempre escucho: “prefiero saber”.
Confía en que podrás atravesar la incomodidad y el dolor juntos.
Además, la historia familiar no se define únicamente por la genética. El amor siempre será más.
Si quieres informarte y prepararte junto a una tribu de mujeres que están en tu mismo proceso de reflexionar en conjunto sobre cómo contarle a su hijo/a donoconcebido sobre su historia de origen, y cómo prepararte para futuras situaciones donde este tema aparecerá, únete al taller: Contar y Hablar sobre la Donoconcepción con nuestros hijos y entorno.
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