Epigenética y Ovodonación

Descubre cómo se afecta la genética de tu hijo/a concebido con donante de óvulos

Habitualmente las mujeres que acompaño me cuentan cómo les impactó la primera vez que un médico les habló de la ovodonación. Y es que escuchar que no podrás ser madre genética es algo para lo que nunca estamos preparadas.


Somos la primera generación de mujeres que pueden concebir de esta forma. Por tanto, ninguna de nosotras conoce sobre ovodonación en profundidad, ni muchas veces sabe que existe.


No conocemos otras familias, otros niños o adultos donoconcebidos, y cómo lo han sobrellevado.


Es un camino inexplorado, para el cual no contamos con referentes que nos ayuden a transitarlo.


Esta comunidad es para ti, para que no tengas que vivirlo sola y llena de dudas. Para poder orientarte con lo que sí es posible saber, y que puedas decantar hasta escoger qué quieres hacer.


En este artículo en especial te cuento sobre la epigenética y cómo impactarás la genética de tu hijo/a aun siendo madre por ovodonación. Para sumar perspectivas, y darle una vuelta a la importancia de la genética.


Te puedo afirmar que actualmente un número cada vez mayor de parejas y mujeres chilenas recurren a la ovodonación como alternativa para cumplir su deseo de formar una familia.


Son mujeres que, por diversas razones, no pueden usar sus propios óvulos para lograr un embarazo viable, pero que tienen un profundo anhelo de brindar amor y cuidado a un hijo.


Sin embargo, asumir que no podrás ser madre genética trae consigo difíciles y muchas veces dolorosas interrogantes. Implica un duelo genético. Porque, convivimos con un mundo que ha dado importancia fundamental a la genética (al menos hasta hace muy poco).


Y es que históricamente la ciencia y la medicina han basado sus estudios en cómo los genes afectan nuestra vida y nuestras enfermedades.


La epigenética en cambio, revoluciona y cambia el paradigma de la medicina porque no serían los genes los que comandarían, sino el entorno que activa dicha expresión genética.


Esto significa que la madre receptora tiene un rol único y profundo en la vida y desarrollo de su hijo/a, al otorgar el primer entorno celular uterino y posteriormente, el ambiente dado en la crianza, teniendo una influencia que va mucho más allá de la genética.


Este conocimiento ha adquirido gran relevancia. ¿Cómo funciona la epigenética? ¿Es posible que un hijo gestado por ovodonación herede algo de quien lo gesta?


Acompáñame a descubrir el fascinante papel que juega la epigenética en este camino hacia la maternidad.


En este artículo encontrarás:


  • ¿Qué es la ovodonación?
  • ¿Qué implica el duelo genético?
  • ¿Qué es la epigenética?
  • ¿Cómo influye la epigenética en la ovodonación?
  • ¿Es posible que un bebé gestado por ovodonación se parezca a su mamá?
  • Un vínculo más allá de los genes

¿Qué es la ovodonación?

La ovodonación es un tratamiento de reproducción asistida en el que una mujer queda embarazada con los óvulos de otra mujer que los dona. Esto suele ser una opción para quienes no pueden usar sus propios óvulos, ya sea por razones de salud (como problemas genéticos o enfermedades), edad avanzada, o problemas de fertilidad (fallos ováricos prematuros o ciclos de fecundación in vitro fallidos).


El óvulo donado es fecundado con el esperma de la pareja de la receptora o de un donante, y luego se coloca en el útero de la mujer que desea tener al bebé.


Aunque el óvulo no sea de la madre que lo recibe, el bebé crece en su vientre y ella es quien lo gesta, cuida y le da la bienvenida al mundo. Es una posibilidad que hoy otorga la ciencia para poder hacer realidad el sueño de ser mamá, gracias a la donación de otra mujer.

Al mismo tiempo, es un camino lleno de emociones y reflexiones profundas, porque además del deseo de ser mamá, surgen muchas preguntas como, por ejemplo, ¿cómo influirá la genética de la donante en mi hijo/a? ¿cómo impactará la relación con mi hijo/a el hecho de que no sea “mío” (genéticamente hablando)?


También implica atravesar el duelo genético: el impacto de no poder concebir de forma natural o con tu propia genética, y de preguntarte si aun así, este es el camino para ti.

¿Qué implica el duelo genético?

El duelo genético es el proceso de aceptar la pérdida de la posibilidad de transmitir los propios genes a los hijos. Saber que no podrás compartir el ADN con tu hijo/a es habitual que desencadene una serie de emociones relacionadas con la identidad y la maternidad.


¿Me sentiré como su real mamá? ¿Mi hijo/a se molestará cuando se entere? ¿Me dirá en la adolescencia que yo no soy su mamá?


Desde una perspectiva científica, este duelo implica una fase de adaptación y reestructuración emocional en la que el cerebro procesa la pérdida de una conexión biológica esperada.


En este proceso, suelen aflorar dudas profundas sobre la identidad, el vínculo con el bebé y el temor a no sentirse plenamente madre. Algunas de mis pacientes incluso se han preguntado si su futuro hijo las amará, considerando que no fue concebido con sus propios óvulos.

Estas emociones, aunque desafiantes, son completamente normales y parte del camino hacia la aceptación y la construcción de un lazo único y especial con el hijo, que trasciende cualquier determinante genético.


En este contexto, la epigenética juega un papel clave.

¿Qué es la epigenética?

La epigenética es la ciencia que estudia cómo el entorno cambia la actividad o expresión genética.


Nuestros genes pueden activarse o desactivarse sin cambiar nuestra información genética. Es como si los genes fueran un guión de instrucciones, y la epigenética fuera el director que decide qué partes del guión se utilizan o no.


Por ejemplo, imagina que alguien tiene genes que podrían predisponer a la obesidad. Si esa persona lleva una vida activa y come de forma saludable, esos genes pueden "silenciarse" y no causar efecto. En cambio, si lleva una vida sedentaria y come en exceso, esos genes pueden "activarse" y contribuir a un aumento de peso.

La epigenética nos enseña que, aunque nacemos con ciertos genes, nuestros hábitos, ambiente y experiencias influirán en cómo se expresan, modificando su impacto en nuestra vida.


En palabras aún más simples: no todo está determinado por el ADN.

¿Cómo influye la epigenética en la ovodonación?

La epigenética permite que la madre influya en la expresión de los genes del embrión, que se ha formado con un óvulo donado, con el cual no comparte su genética.


Esto se debe a que el ambiente uterino de la madre, durante todo el periodo del embarazo, afecta los mecanismos epigenéticos del embrión, modulando qué genes se activan o desactivan durante el desarrollo.


Por lo tanto, durante el proceso de ovodonación, la madre no solo participa en la gestación, sino que también contribuye de manera activa al desarrollo del niño, dejando una huella única e irrepetible en su salud y personalidad.


Factores como la nutrición balanceada y saludable, el estado de salud de la madre, el ejercicio físico, el estrés o bienestar emocional y otros elementos del ambiente uterino pueden influir en los patrones epigenéticos del bebé, determinando en parte sus características físicas, de personalidad, y salud futura.


Posteriormente, ese ambiente será otorgado por las experiencias vividas y los vínculos significativos que circunden a ese niño/a. Todo esto influirá en su expresión genética.


Durante el momento en que el embrión se adhiere al útero, la madre libera en esa zona ciertos nutrientes y proteínas para alimentarlo.


También envía pequeñas moléculas especiales que se unen a las del embrión, lo que provoca algunos cambios en la forma en que se "leen" sus genes.


Así, en un tratamiento de ovodonación la vinculación entre madre e hijo no es sólo emocional sino también celular, ya que el futuro bebé portará en su código genético expresiones transmitidas por la madre.


Y aquí viene mi parte favorita de la epigenética: Las mujeres que consiguen el embarazo con un tratamiento de ovodonación, tienen una decisiva implicación en el desarrollo genético de su hijo ya que, si el embrión se desarrollara en otro útero, sería completamente diferente.


¡¿Emocionante o no?!

¿Es posible que un bebé gestado por ovodonación se parezca a su mamá?

La epigenética permite a la madre influir en algunos aspectos del desarrollo del embrión, pero no modificar los genes que determinan características heredadas del óvulo donado, como el color de ojos o pelo.


Sin embargo, estudios han demostrado que el ambiente intrauterino es fundamental para el buen desarrollo del embrión, y que las moléculas secretadas por la madre pueden influir en otras características del futuro hijo, tanto físicas como psicológicas.


De esta manera, se cree que el bebé concebido por ovodonación no tendrá tus rasgos más “evidentes”, pero sí es posible que se parezca en otros. Además de eso, de manera natural el niño adquirirá gestos y maneras de expresarse de las personas con las que convive, independientemente de su carga genética.


Estas características son las que realmente hacen que encontremos similitudes entre las personas, más allá de la carga genética.


No es raro escuchar a mujeres que han sido madres por ovodonación afirmar que encuentran grandes parecidos con sus hijos.

Un vínculo más allá de los genes

Históricamente, la ciencia y la medicina han basado sus estudios en la creencia de que los genes controlan nuestra vida, y nuestras enfermedades, y la epigenética ha mostrado que esto no es así. Las investigaciones de Bruce Lipton, entre otros, han permitido demostrar que son las señales del entorno las que determinan y controlan la expresión de nuestros genes.


Hoy la medicina está transformando su paradigma, para basarlo en la mirada de qué son otros los aspectos que inciden en que un determinado gen se active o no. Muchas de las respuestas que la medicina no ha podido dar inclusive a determinadas enfermedades, desórdenes del organismo y alteraciones, hoy pueden encontrarse gracias a esta nueva mirada.


Un gen puede tener más de 35.000 variaciones o expresiones. Cuál de ellas tome, depende de nuestros pensamientos, percepciones, sensaciones, emociones, creencias, etc.


Somos nosotros mismos los que controlamos nuestra genética. Esto es revolucionario, pues más allá de que tengamos el gen de Alzheimer por ejemplo, que terminemos por desarrollar la enfermedad depende de nosotros. Hay muchísimas otras posibilidades de expresión de dicho gen.


Cuando por tanto criamos a un hijo/a donoconcebido, es fundamental tener presente esto.


Pues su genética es fija, estará ahí, sin duda querrá expresarse, y marcará una base. Pero qué será lo que se exprese y qué no, dependerá del entorno que primeramente nosotros proveamos a esa bebé, y más adelante, de lo que ese propio niño y adulto proveerá para sí mismo.


Por tanto, en quién se convertirá nuestro hijo/a y cómo se desarrollará, dependerá en una parte de su ADN conformado por sus dadores genéticos (en los que estará la donante), pero más fundamentalmente de lo que ocurre en su entorno dado primeramente por el embarazo, y seguido por la crianza.

Tú como madre y padre eres fundamental. Eres determinante. Después lo será tu hijo/a. No su donante. No su genética.


En otras palabras, los genes no controlan nuestra vida, nosotros controlamos nuestros genes, y así, la expresión de quienes somos.


Sé que para mis pacientes que son madres por ovodonación fue importante saberlo, y por supuesto, para mí también. Nos hizo sentir aún más cerca de nuestros hijo/as y espero despierte lo mismo en ti.

Siempre que hablo de este tema en mis talleres o en consulta, hago la invitación a hacerte la siguiente pregunta: ¿En qué te gustaría que tu hijo o hija se pareciera a ti?


Habitualmente, cuando ahondamos en esta pregunta aparecen respuestas que van más allá de la genética.


Queremos que se parezcan en formas de ser, en valores, en formas de habitar el mundo y la vida.


Queremos que sean felices. Que desarrollen habilidades para la vida, para habitar un mundo mejor.


Y todo eso, va más allá de la genética.

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